Spurgeon nos dice al respecto: Las promesas de Dios pueden compararse a cheques pagaderos a la orden del portador. Han sido otorgadas al creyente con el propósito de que las utilice y las haga suyas, no para que simplemente las lea en la Biblia y después prescinda de ellas como algo inalcanzable. Este libro de lecturas devocionales consta de promesas tomadas de la Biblia para todos los días del año. El autor las compara con cheques que no debemos limitarnos a leer, sino que debemos firmar por fe y presentar en el Banco celestial.